En esta primera entrada del último trimestre de curso voy a hablar sobre una novela muy famosa titulada Frankenstein escrita por la escritora inglesa Mary Shelley publicado el 11 de marzo de 1818 y enmarcado en la tradición gótica, el texto habla de temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y el atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios.
En clase, la profesora nos dijo que teníamos que realizar un texto narrativo contando una historia en primera persona que estuviese relacionada con dicha novela y este ha sido el resultado.
Un día frío de diciembre, había sonado la sirena para que todos los alumnos salgan al recreo. Como cada día siempre recibía los mismos insultos, las mimas collejas y los mismo desprecios de siempre. Estaba harto ya y quería escapar de la realidad, no sabía que hacer para salir de esta situación, me escapé del colegio en busca de alguien que me entendiese y ayudase a superar esto. Vi un coche patrulla y dudé en contar lo que me sucedía. Al final el coche paso de largo y me marché a mi casa como cada día, me sentía solo y abatido y no podía expresar lo que sentía a nadie.
Al siguiente día, la profesora me dijo que por qué me había saltado las tres últimas clases y yo agaché la cabeza y no supe lo que contestar, los que me hacían estas gamberradas me miraron y me hacían gestos intimidándome para que no dijese nada.
Pasaron los días y cada vez me sentía inferior a cualquier compañero. Mil imágenes pasaban por mi cabeza entre ellas la manera de suicidarme. Más de una vez, había buscado en internet como morir sin dolor. No pensaba en el dolor ni de mi familia, ni mucho menos en la rabia que podía sentir por poner culpables a esos compañeros que me hacían la vida imposible.
Me quedé prendado en la mirada de la nueva compañera que entró en mi vida, en mi vida y en el colegio. Vi en su mirada el reflejo de una persona comprensiva y de buena fe. Esta persona noble con un corazón muy fuerte me transmitió día tras día a aspirar a unos altos ideales y no encaminarme por una opción mediocre.
El miedo iba evadiéndose de mi cuerpo e iba enfrentándome uno por uno a mis compañeros con el don del diálogo y encaminado en buscar una amistad con los amigos de estos y sus parejas. Haciéndome valer con sus amistades y así reconocer ellos mis méritos.
´´Tiene un alma noble el que no esta encerrado en sí mismo sino el que tiene energía y riqueza interior para dedicarse también a otros´´. Esto lo aprendí gracias a mi compañera, que gracias a ella seguí adelante y ahora estoy donde estoy.
MARCOS CABRERA 1-E.
No hay comentarios:
Publicar un comentario